11/7/20

Cortometraje documental sobre José María Gabriel y Galán

José María Gabriel y Galán es (salmantino de nacimiento y de profundas raigambres extremeñas) el poeta del pueblo; nuestro Miguel Hernández en su humilde visión del terruño y de sus gentes; es el poeta que (en su discurso machadiano del paisaje) habla con Dios, en el encinar, junto a la besana mientras, un ave fugaz, echa el vuelo. Es la voz del tiempo detenido en el olivar mientras escribe, al ritmo pausado de su pluma, sobre el acontencer de las cosas pequeñas y cotidianas. Confidente de los silencios y de los sonidos de natura, sus versos son verdaderos tratados de vida sin artificios ni rodeos, igual que los seres sencillos que laboran y se solazan ante  el paso de los días.

Tras el verano del 2019, a José Luis Muñoz Bejarano (miembro fundador de 24 Fotogramas, Director del Festival de Cortos de Plasencia y, sobre todo, mi amigo), ya le rondaba por la cabeza ¡nunca descansa esa cabeza llena de planes y proyectos!, llevar al cine la vida y obra del gran poeta José María Gabriel y Galán. Un cortometraje dirigido al alumnado de Centros de Educación Secundaria y Bachillerato. Coincidiendo con el 150 aniversario del nacimiento del vate, me propuso dar un paso al frente y unirme al tentador proyecto (Galán siempre acechó mis universos de niño cada vez que mi padre me leía sus versos para acabar de dormirme). No lo dudé, ni un instante. 

Así que nos pusimos manos a la obra. Había empezado la fase de documentación. Nos citamos con entendidos en la materia, sensibles idólatras del poeta. Perseguimos bibliografías por librerías y bibliotecas. Asistimos a la representación de su biografía a través de volúmenes, revistas, artículos, blogs, páginas webs y, claro, su obra literaria completa. Recorrimos los senderos reales y metafóricos por donde él deambuló. Le convocamos en aquellos lugares donde él escribió sus poemas amados: y allá que nos fuimos a Frades, Guijo, Granadilla. Bajo una encina nos sentamos a esperarle y, cuando llegó, fumamos el tabaco que nos tendió mientras nos contaba, en las muertas horas de las estaciones, sus quehaceres y sus pesares; también su idilio con su “vaquerilla”.
En El Tejar donde se encontraba la casa blanca donde pasaba horas escribiendo, y ahora bajo las aguas del Embalse que lleva su nombre, nos convidó el poeta a una tertulia ensoñadora.

“El solitario” que así llegó a firmar algún artículo, echó raíces en nuestro proyecto. Todos los días avanzábamos en la lectura de su vida y caían los años del poeta a golpe de amaneceres y anocheceres en la mesa en donde esparcimos- José Luis y yo- papeles, apuntes, anotaciones en los márgenes de los libros y los ordenadores en busca de la genealogía y alguna foto que descubrir. Su marcha a Salamanca a estudiar para ser maestro, luego, la ampliación de sus estudios en Madrid. Más tarde, las oposiciones ganadas y su incorporación como maestro, primero en el pueblo de Guijuelo, y más tarde, en el de Piedrahita. Y, cómo no, la difícil decisión que tuvo que tomar al dejar su magisterio para dedicarse a la administración de las tierras de su tío en Guijo. Abandonó la escuela, pero ganó el amor de Desideria que le dio sus bienamadoshijos. Y con todo ello, ganó también el tiempo (con permiso de sus otras faenas), el tiempo dorado para escribir los versos más preciosos y preciados que pueden recitarse bajo los cielos estrellados extremeños.

Terminada la siguiente fase de realización de los guiones literario y técnico, nos adentramos en la fase más apasionante: el rodaje propiamente dicho. Por todo lo que significa: viajes, localización de escenarios, búsqueda de actores y otros epersonajes, recursos materiales y, el más importante, el humano, tanto de actores como de personal de maquillaje, iluminadores, cámaras y un sinfín de elenco…sin cuyo concurso y participación (sin ánimo de lucro) hubiera sido imposible, levantar la claqueta para pronunciar el primer “se rueda”.

Así que ahí estamos, devolviendo a la vida a “Gabriel y Galán”, padeciendo los rigores de la pandemia por causa de la COVID19 y de las inclemencias del tiempo. Justo interrumpimos el segundo día de rodaje por el estado de alarma y el posterior confinamiento…Pero tras, dos meses y pico, en la primera fase de desescalada, obtuvimos un permiso especial para reanudar las grabaciones…Luego vinieron las demás fases.
 Al término de cada sesión de rodaje, se nos hace muy extraño ver a “nuestro José María” con la mascarilla. Y más doloroso aún, para los que amamos su obra, será cuando le tengamos que dar muerte allá por el 6 de enero de 1905. 

Javier Duarte Jódar

Algunas fotografías del rodaje